Mario Fanon Wiki
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Resumen[]

Kammy ha sido finalmente descubierta no por cualquier soldado poco importante, sino por el poderoso Bowser. ¿Qué hará ahora con ella, ya que está viviendo en el castillo sin su permiso?

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(Una mañana en el castillo, los Hermanos Koopa colocan un cartel al lado de la puerta de su habitación para mostrar que ellos viven ahí. Llega Korokoopa un poco rápido)

- Korokoopa. ¡Hola! (Los Hermanos Koopa pegan un minúsculo bote al no esperar la llegada de Korokoopa. Se giran)

- Koopa Rojo. ¿Hola?

- Korokoopa. Soy Korokoopa Blantuga, vivo en la primera planta del castillo. Encantado de conoceros. (Le da la mano a cada uno de los Hermanos Koopa)

- Koopa Negro. Emmm... Nosotros también. ¿Por qué has llegado con tanta prisa?

- Korokoopa. Es que me han contado por ahí que ya habéis conocido al Trío de Élite.

- Koopa Negro. Ah, sí. Esos me ponen de los nervios.

- Koopa Amarillo. Tienen una pinta de payasos...

- Koopa Verde. Y de traviesos. Pero no creo que nos hagan la competencia a los increíbles Hermanos Koopa.

(Llegan Ratónito y Kamek. Ratónito se pone a revisar las paredes y los suelos cercanos a ellos en busca de alguna suciedad. Kamek pasea lentamente por ahí)

- Korokoopa. Puf, traviesos no son. Lo que son es pesadísimos. Vengo a advertiros de que tengáis cuidado con ellos. No vayáis mucho con ellos, que os llevarán por mal camino.

- Koopa Rojo. ¿A qué te refieres?

- Korokoopa. Desde que llegaron ellos, la de cosas que han pasado raras aquí.

- Koopa Rojo. ¿Como qué?

- Korokoopa. Puf, si te contara... A mí me intentaron envenenar. Me congelaron en la sala frigorífica del castillo, me destrozaron un tímpano con un audífono...

- Kamek. (Interrumpe a Korokoopa y se mete en la conversación) Incendiaron el Bosque Hoyuelo, congelaron el Cabo Eructo, destruyeron de un disparo uno de los brazos ya reparados del Castillo de Bowser, consiguieron que se liberaran unos alienígenas muy peligrosos...

- Ratónito. (Interrumpe a Kamek y se mete también en la conversación) Montaron en el castillo un pasaje del terror; soltaron a Floro Piraña, la mascota de Bowsy, por ahí; dejaron en coma temporal a dos Koopas... (los Hermanos Koopa tienen una gran cara de sorpresa)

- Koopa rojo. ¿E-en serio han hecho todo eso...?

- Korokoopa. Bueno, eso es sólo una parte de lo que recordamos. Habrán hecho mucho más.

- Koopa rojo. Madre mía, esos tíos son... son... (Korokoopa, Kamek y Ratónito ponen cara de alegría al esperar la respuesta de los Hermanos Koopa) ¡Son realmente increíbles! (A los secuaces de Bowser ya mencionados se les cambia la cara por completo)

- Korokoopa. ¿Có-cómo que increíbles?

- Koopa rojo. Son unos maestros de las travesuras. No sé mis hermanos, pero yo quiero volver a hablar con ellos. ¿No, hermanitos?

- Koopas amarillo, verde y negro. ¡Por supuesto!

- Koopa rojo. ¿Y dónde están ese Trío de verdadera Élite?

(Korokoopa, Kamek y Ratónito se miran unos a otros confusos y frustrados)

Diálogo[]

(El día actual, en la sala real del amo Bowser, este se encuentra sentado en su trono real como de costumbre. La sala está protegida por dos Koopatrulleros que vigilan la puerta de entrada cada uno a un lado. Abre de repente la puerta Korokoopa. Este ve que un Goomba se le acerca rápidamente y lo esquiva. Se lo había lanzado Bowser. El Goomba sale corriendo)

- Bowser. ¡Cuántas malditas veces os habré dicho ya que llaméis antes de entrar!

- Korokoopa. Perdone, amo Bowser, pero es que por falta de sueño ya no controlo mis movimientos.

- Bowser. ¿A qué te refieres?

- Korokoopa. Llevo ya varias semanas seguidas sin poder dormir bien.

- Bowser. Pues tómate algo, ¿y a mí qué me cuentas?

- Korokoopa. No, no. Que luego tengo sonambulismo y me pasan cosas raras.

- Bowser. Ah, sí, jajaja. Como aquella noche en que te gastaste el sueldo de un mes en bebidas en el bar del castillo. Ay, qué viejos tiempos aquellos...

- Korokoopa. Sí, pero es que entonces no podía dormir porque no tenía sueño. Ahora es porque no puedo. Entre que el Trío de Élite monta fiestas por la noche, que Kammy Koopa no para de gritarles a los esbirros de Kamek... (Bowser se queda sorprendido y le interrumpe)

- Bowser. ¿Qué acabas de decir?

- Korokoopa. (Se da cuenta de su error y palidece) ¿E-eh? N-no nada.

- Bowser. Repite lo que has dicho.

- Korokoopa. Que el Trío de Élite monta fiestas y no me deja dormir... Y ya...

- Bowser. Sí, pero has dicho algo después, ¡repítelo!

- Korokoopa. (Casi sudando) Eh... N-no. No me acuerdo.

- Bowser. ¡¡¿Qué Kammy está en este castillo?!! (Korokoopa se mete en su caparazón por el susto que se ha llevado) ¡Y cómo no me lo había dicho Kamek! ¡¿Cuánto lleva esa en mi castillo?!

- Korokoopa. Pues, eh... Unos días... (Bowser se enfada cada vez más) Creo que dos o tres meses... (a Bowser se le pone la cara roja de la furia y estalla) Bueno, yo mejor me vuelvo a mi trabajo, eh... que pase un buen día, amo Bowser. (Sale corriendo al igual que el Goomba de antes)

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(Media hora después, Bowser llama a la habitación de Kamek. Dentro sólo está Kammy, pues su hijo está reunido en otra parte del castillo. Kammy abre la puerta sin ver a Bowser al principio)

- Kammy. (Dice mientras abre la puerta) ¿Ya estás aquí, hij...? (Ve de repente a Bowser muy sonriente) ¡Amo Bowser! Qué alegría verle por fin.

- Bowser. (Sigue con su sonrisa) Sí. Eh, ¿te puedo preguntar una cosa, Kammy?

- Kammy. Por supuesto.

- Bowser. (Su cara cambia a un enfado brutal) ¡¡¡Qué demonios haces aquí!!!

- Kammy. Pues hacerle compañía a mi hijo, que le veo muy solito. ¿No te lo ha contado?

- Bowser. ¡No! ¡Y ya te estás largando de aquí!

- Kammy. (Suspira) Sabía que este momento llegaría... Pues no me voy.

- Bowser. ¡¿Cómo que no te vas?! Kammy, no me tomes el pelo.

- Kammy. Que no me voy. Este castillo necesita a alguien que lo lleve por buen camino, como yo.

- Bowser. Ya está bien, Kammy. Déjate de jueguecitos o te arrepentirás.

- Kammy. ¡No! Como no me dejes en paz, pesado, el que se va a arrepentir vas a ser tú.

- Bowser. ¡Cómo te atreves, vieja insensata! (Bowser prepara uno de sus puños para dar uno de sus golpes en movimiento. Kammy en ese momento alza la varita. Cuando Bowser ya está moviéndose con su puño por delante, las puertas se cierran con la magia de Kammy. Bowser se clava en el puño uno de los pinchos gruesos de la puerta) ¡¡¡Ahhhh!!! (Se mira la mano y ve que sangra) ¡¡Kammy, mira lo que me has hecho!! (Bowser comienza a gritar diciendo palabrotas y frases ofensivas dirigidas a Kammy Koopa y que aquí no se pueden escribir)

(Mientras tanto antes de lo sucedido, en otra parte del castillo se encuentran reunidos Kamek, Ratónito y el Trío de Élite)

- Kamek. Bien, a ver, ayer me dieron información los soldados del Helibote que envié a investigar en busca del Paratroopa A o del Gran Hermano Martillo.

- Ratónito. ¿Y bién? ¿Qué te han contado?

- Kamek. No saben nada. (Ratónito cae desplomado al suelo y se levanta)

- Ratónito. ¡Inútil!

- Kamek. ¡Oye, que he hecho todo lo que he podido! Estoy muy ocupado, ¿sabes?

- Ratónito. Sí, tú siempre estás muy ocupado. Vaguear es lo que haces.

- Kamek. Uh, pues como tú, que si eso fuera una competición, te daban la medalla de oro.

- Goombilón. A ver que me aclare. ¿El Paratroopa A al que dimos por muerto en varias ocasiones quiere vengarse de nosotros?

- Kamek y Ratónito. ¡No!

- Ratónito. Él quiere acabar con el Gran Hermano Martillo, ¿vale? Y nosotros como nos entrometimos en sus planes, nos quiso hacer pagar por ello.

- Guydo. ¿Y todavía quiere hacéroslo pagar?

- Ratónito. Al principio quiso matarme a mí, pero como no lo consiguió y ahora todo el castillo lo sabe, tal vez quiera derribarlo ahora. (Todos palidecen)

- Paratroopi. ¡Ay, qué miedo me da eso! (Se mete en su caparazón)

- Kamek. (Hablando a Ratónito) ¡Pero para que nos cuentas nada! Ahora estamos todos en peligro.

- Ratónito. Tranquilos, si no nos ha atacado en todo este tiempo, tal vez esté centrado en la búsqueda del Gran Hermano Martillo. ¿Sabéis dónde está?

- Goombilón. Hombre, la última vez que le vimo salió disparado del Reino Champiñón. Cerca no debe de estar.

- Kamek. Osea, que no sabemos dónde puede estar el Gran Hermano Martillo, y tampoco sabemos dónde está el Paratroopa A. Todo perfecto...

- Guydo. Jefe Kamek, ¿es eso ironía?

- Kamek. Para nada. Si no sabemos nada, dejemos que se maten entre ellos.

- Paratroopi. (Sale de su caparazón) ¡Es verdad! Es perfecto.

- Ratónito. ¡Alto! ¿Y qué pasará cuando uno de los dos caiga?

- Kamek. ¿Eh? No entiendo.

- Goombilón. ¡Claro! En ese combate sólo puede quedar uno. Y sea quien sea, será seguro enemigo nuestro. Y además sabrá dónde vivimos.

- Kamek. Ostras, no lo había pensado.

- Guydo. Kamek, tengo una idea. Lo mejor es que mandes un Helibote pequeño, del que es manejado fácilmente por tres Shy Guys, y que recorra todo el mundo en busca del Gran Hermano Martillo.

- Goombilón. ¿Y por qué no del Paratroopa A también?

- Guydo. No, eso no es bueno por dos razones. Primero, él también busca al Gran Hermano Martillo, y nunca se quedará en un punto fijo hasta que lo encuentre, y segundo porque podrá pensar que precisamente estamos en su busca, mientras que el otro no.

- Kamek. ¡Perfecto! Así cuando encontremos a nuestro archienemigo, podremos atacar su base. Ay, Guydo. A veces recuerdo por qué eres el jefe de tu equipo... (Se oyen los gritos de furia de Bowser) ¡¿Pero qué ha sido eso?!

- Ratónito. Parece Bowser gritando.

- Kamek. Y los gritos vienen de... (palidece y se pone a sudar) del tercer pi-piso del castillo...

(Todos corren hacia el foco del grito)

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(Un cuarto de hora después, se enuentran frente a la sala de Kamek en el pasillo: el Trío de Élite, Kamek, Korokoopa, Ratónito, Fuzzya, don Huesito, Greg el inspector y Bowser, junto con varios soldados menores como Goombas, Koopatrulleros, Snifits... Kamek está acabando de vendarle la herida del puño a su amo, mientras este sigue diciendo palabrotas que aquí no se pueden escribir)

- Kamek. (Suelta la venda) Ya está, amo Bowser. Como nuevo.

- Bowser. No, como nuevo te voy a dejar yo de un pisotón como no me expliques por qué lleva tu madre viviendo en MI castillo durante tres meses. (Kamek se asusta y se enfurece a la vez. Se da la vuelta y mira a sus compañeros)

- Kamek. ¡Quién ha sido el chivato, que se traga la varita mágica!

- Bowser. Bueno, mira, eso me lo explicarás después. Ahora quiero que hagas otra cosa.

- Kamek. ¿El qué?

- Bowser. ¡Sacar a tu maldita madre de la habitación!

- Kamek. Ahora mismo, amo Bowser. (Se acerca a la puerta e intenta abrirla, pero no puede) Uh, ¿qué pasa? (Se acerca Korokoopa)

- Korokoopa. (Intenta abrir la puerta también pero no puede) ¡Qué tía! Ha bloqueado la puerta por detrás con algo...

- Kammy. (Desde dentro de la habitación) ¡He puesto cinco candados, diez tablones de madera clavados y varios armarios bloqueando la entrada!

- Korokoopa. Será hija de su madre...

- Kamek. Ey, cuidado con mi abuela, ¿eh? (Da palmadas en la puerta) ¡Madre! Deja de hacer tonterías y sal, que no queremos meternos en líos.

- Kammy. ¿Qué os creéis, niñatos, que soy estúpida? No nací ayer.

- Kamek. (Sonriente y con voz alegre) Venga, tonta, abre. Que no estamos enfadados. Te lo prometo.

- Kammy. ¡Que no y punto en boca!

- Kamek. (Se enfada) ¡Abre, loca! ¡Chalada!

- Kammy. ¡Uy! ¡Canijo! ¡Magikoopa del tres al cuarto!

- Ratónito. (Se ríe) Jaja, ya ves que no soy el único que piensa eso, Kamek.

- Kamek. ¡Cállate!

- Kammy. Y para vuestra información, he tapiado las ventanas y cualquier conducto que permita la entrada a esta habitación.

- Guydo. ¿Pero está loca? Se va a quedar sin oxígeno ahí dentro en un día, con suerte.

- Kammy. No, yo invoco unas bombonas de oxígenos y de aquí no me mueve nadie. Ah, y con la comida lo mismo.

- Fuzzya. (Mira al suelo negando con la cabeza) Lo que hace la gente para llamar la atención.

- Bowser. (Prepara su otro puño) ¡Apartaos! Que esta vez la izquierda nos va a sacar de nuestros apuros.

- Greg. ¡¡Alto!! (Todos miran a Greg) Como inspector de estructuras que soy, le prohíbo hacer eso. Desde la explosión del otro día, el castillo está al borde del derrumbamiento. Los obreros están fortificando las bases de este castillo, pero eso tarda su tiempo. El golpe que ha dado antes no ha destruido todo el castillo de milagro. No creo que esta vez tengamos tanta suerte.

- Bowser. (Coge a Kamek por el cuello de su traje) Pues bien, ya estás ideando un plan para echar a esa loca o la próxima semana estás de patitas en la calle. ¿Me has entendido? (Kamek asiente temeroso. Bowser le suelta) ¡Y todos volved al trabajo!

- Fuzzya. (Se acerca a Kamek y al Trío de Élite) Si es que siempre tiene que pasar algo. ¿No podéis hacer de trabajadores normales? (Se da la vuelta y se va hacia su habitación, que está a lo lejos del pasillo. Cuando varios se han ido y sólo quedan Bowser, Kamek, Ratónito, Korokoopa, el Trío de Élite y don Huesito, este último dice)

- Don Huesito. Perdone amo Bowser, pero tengo que decirle algo.

- Bowser. Habla.

- Don Huesito. Sería conveniente que fuera a la sala de urgencias del castillo a que le pusieran una vacuna contra el tétanos.

- Bowser. Uh, ¿y por qué? ¿Qué es eso?

- Don Huesito. El Clostridium tetani es un bacilo que habita en metales oxidados. Al darse ese golpe y al hacerse sangre, es probable que haya entrado en su organismo.

- Bowser. Ya está el listillo. Pues me da igual.

- Don Huesito. ¡Pero si es que sus efectos son graves! Contracciones musculares graves, riesgo de muerte.

- Bowser. Pero es que... Es que odio las agujas.

- Kamek. Pero si es una agujita de nada, hombre. Cabo Paratroopi, Sargento Guydo y don Huesito, llevad al amo Bowser al sótano para que le atiendan.

- Bowser. (Le agarran los brazos) ¡Que no! ¡Soltadme! Esbirros inobedientes. ¡¡Que me soltéis!! (Consiguen llevárselo duramente)

- Goombilón. Kamek, ¿por qué no me has mandado a mí?

- Kamek. Porque cuento contigo y con Korokoopa para sacar a mi madre de la habitación.

- Ratónito. ¿Y conmigo no?

- Kamek. También...

- Goombilón. ¿Y qué tienes pensado?

- Kamek. ¿Yo? Pues, esto, eh... Es que esperaba que vosotros me diérais la respuesta... (Korokoopa, Goombilón y Ratónito caen al suelo al oírle y se levantan)

- Korokoopa. Oid, antes de ponernos a pensar. ¿Alguien ha visto a Popkey? Yo hace una semana que no la veo.

- Kamek. (Interrumpe a Korokoopa) ¡Claro! ¡Esa es la solución!

- Korokoopa. ¿Cuál?

- Kamek. La habitación de Popkey está debajo de la mía, ¡y tiene un pasaje secreto! (El resto de secuaces se miran unos a otros confusos)

- Goombilón. ¿Cómo que un pasaje secreto?

- Kamek. Según me contaron a mí y al amo Bowser, cuando se construyó este castillo en el año... hmmm... Tendría que mirarlo en los libros de historia... Bueno, que cuando lo construyeron en cada una de las habitaciones crearon pequeños huecos en techo y suelo del final de cada habitación, para que en caso de ataque aéreo o terrestre se cerraran las puertas y todos los esbirros subieran a lo alto del castillo o bajaran al sótano de este, como estrategia de defensa.

- Korokoopa. ¡Claro! Por eso se oyen tan bien las fiestas de estos desagradecidos... (señala Goombilón)

- Goombilón. Oye, ¿y nosotros qué ibamos a saber?

- Ratónito. (Hablando con Kamek) Osea, que un día de repente, ¿me puedo encontrar a un esbirro escalando por mi habitación?

- Korokoopa. Un día de estos subo y le corto la luz al Trío de Élite... A ver si así me dejan en paz de una vez.

- Kamek. (Hablando a Ratónito, aunque dirigiéndose a todos los que están allí) No, no. Cuando comencé a ser la mano derecha del amo Bowser, decidí tapar todos los huecos menos el que conecta mi habitación con la de Popkey.

- Ratónito. ¿Y eso por qué? Exijo una explicación.

- Kamek. Pero bueno, pensé que estarías de acuerdo en que la quitara, ¿no?

- Ratónito. Y lo estoy, pero es que si tú te la quedas, es injusto.

- Kamek. Ratónito, ¿pero tú te estás oyendo? Bueno, como si no hubiera oído nada. Con suerte, Kammy no habrá taponado ese hueco. Así que se me ha ocurrido que Goombilón y Korokoopa saquéis a Popkey de su habitación como sea y que uno de vosotros intente llegar a la sala, librar la puerta de los obstáculos y terminar con todo este desastre.

(Todos asienten y se dirigen al piso segundo)

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(Una vez allí, Kamek y Ratónito esperan escondidos detrás de unas columnas mientras Goombilón y Korokoopa se dirigen a la puerta de entrada a la habitación de Popkey. Cuando llegan ahí, ver una puerta gris, sellada. A su alrededor no hay piedas como en el resto de las paredes del castillo. Todo es gris también y parece sellado)

- Korokoopa. (Mirando a su alrededor, sorprendido) Pero bueno, ¿qué es esto?

- Goombilón. No sé, pero ya tendrá tiempo de contestarnos a eso Popkey... (Goombilón llama a la puerta y poco después esta se abre. Korokoopa y Goombilón entran en una pequeña sala con una segunda puerta en frente muy confusos. Al entrar los dos, la puerta anteriormente abierto se cierra, dejando a Korokoopa y a Goombilón encerrados)

- Korokoopa. ¿Pero qué es esto? ¡Socorro! (A ambos lados de las puertas, en las paredes, hay dos cristales que permiten ver la habitación de Popkey. Llega esta y les explica lo sucecido)

- Popkey. (Un poco alicaída) ¡Eh! Dejad de golpear las paredes, que son caras.

- Goombilón. Dinos ahora qué acabas de hacer aquí.

- Korokoopa. Y también cómo has podido ser tan sigilosa y rápida para hacerlo.

- Popkey. (Se le cae un moco) Para vuestra información, el maldito virus que andaba ahí suelto sigue andando, ¡pero dentro de mi cuerpo!

- Korokoopa. Ay, pobre... Has cogido la gripe.

- Popkey. (Hablando en tono irónico, malhumorada) Oh, no me digas. No lo sabía, doctor Korokoopa. (Deja de hablar en ese tono) ¿Qué hacéis aquí?

- Goombilón. Nada, asuntos del castillo. Necesitamos entrar en tu habitación.

- Popkey. Perfecto, esperad... (pulsa un botón y una de las baldosas del suelo que pisan Korokoopa y Goombilón desaparece dejando lugar a un sumidero. Del techo sale una tubería con agujeros, como si la sala se tratara de una ducha. Goombilón y Korokoopa se miran extrañados)

- Goombilón. Eh, perdona... ¿Esto qué es?

- Popkey. Una ducha.

- Goombilón. Ya... ¿Pero a qué es debido?

- Popkey. La fina dermis de mis pompas permite a los microorganismos casi pasar como a sus anchas. Así ocurre estando yo débil como estoy ahora por culpa de uno. No quiero más y no correré más riesgos. Ahora desnudaos. (Al oir eso, Korokoopa y Goombilón se miran asustados el uno al otro)

- Korokoopa y Goombilón. ¡¿Yo?! ¡Ni de broma!

- Popkey. Hombre, debéis pasar totalmente limpios...

- Goombilón. ¿Pero qué piensas hacernos, loca?

- Popkey. Pues nada. Daros una ducha a cuarenta grados con jabón antimicrobiano, rociaros de desinfectante y volveros a duchar. Si es muy fácil.

- Korokoopa. Ah, no, no. Ese era el dato que me faltaba... (Korokoopa se dirige a la puerta de salida)

- Goombilón. ¡Korokoopa! Que si no Kamek se va a la calle.

- Korokoopa. Yo no le debo nada a ese Magikoopa, me da igual lo que le pase. (Korokoopa y Goombilón salen de la sala extrañados. Se dirigen hacia Kamek y Ratónito, quienes les esperan con ansias)

- Ratónito. ¿Qué tal ha ido? ¿La habéis convencido?

- Korokoopa. Todo lo contrario.

- Kamek. ¡¿Qué?! ¡Y para qué volvéis aquí! ¡Venga, id de nuevo!

- Goombilón. Jefe Kamek, es que Popkey está muy rara hoy.

- Kamek. ¿Más que de costumbre? (Mira a Korokoopa) Tú la conoces. ¿Qué leches le pasa?

- Korokoopa. Pues que hemos entrado en su habitación y nos ha pedido que nos desnudemos, así, sin miedo. (A Kamek casi se le caen las gafas de la impresión y Ratónito se tapa la boca con sus manos. Después, Ratónito se empieza a reir a carcajadas)

- Kamek. (Furioso) ¡Pe-pero vosotros qué le habéis dicho, inútiles!

- Goombilón. A ver, que no haya malentendidos tontos. Ella está enferma, y quería someternos a una sesión de limpieza para asegurarse de que no iría a peor.

- Kamek. ¿Y qué os ha pedido?

- Korokoopa. (Dramatiza un poco. Goombilón entonces le mira impresionado) Quería echarnos agua a sesenta grados por lo menos, un jabón antimicronosequé muy fuerte, rociarnos con desinfectante tóxico... (Kamek se queda boquiabierto)

- Kamek. Pero bueno, eso no es una sesión de limpieza, eso es una cámara de la muerte. ¿Qué se ha creído esa tía? Yo esto lo cuento y no se lo cree nadie...

- Ratónito. (Para de reirse un momento) Kamek, lo que pasa es que te quiere echar un pulso... (continúa riéndose, esta vez con menos intensidad)

- Kamek. ¿Osea que quiere guerra? Pues yo se la voy a dar. Se creerá que puede tomarle el pelo a mis súbditos, pero lo que no podrá es tomármelo a mí. (Kamek se dirige decisivo a la habitación de Popkey. Llama a la puerta y entra a la cámara previa a la entrada de la habitación de Popkey)

- Popkey. (Aparece detrás del cristal, pegando un leve susto a Kamek) Buenos días, Kamek.

- Kamek. (Mira a Popkey a través del cristal) Ni buenos días ni leches. Ya estás abriendo la puerta de entrada.

- Popkey. No hay problema, quítate la ropa.

- Kamek. (Se pone rojo y furioso) ¡Pero por quién me has tomado, ¿eh?! ¡Déjate de tonterías!

- Popkey. Pues si no te libras de cualquier agente patógeno en tu cuerpo, no entras.

- Kamek. Que te has creído que me voy a bañar en aguas de ochenta grados y a intoxicarme con un jabón. (Su paciencia va llegando a su fin) No te lo vuelvo a repetir, ¿eh? ¡Abre la puerta!

- Popkey. ¿Pero qué dices de jabón tóxico y ochenta grados? Mira... (Kamek la interrumpe)

- Kamek. (Invoca con su magia Rocas Picudas pequeñas y las estampa contra la puerta mientras grita...) ¡Abre! ¡¡Abre!! ¡¡ABRE!! (Popkey entra en pánico y empieza a tocar botones en su panel de control de la cámara. Dentro de la cámara sale una tubería, y de esta emana agua muy fría, casi en estado e congelación. Cuando esta toca a Kamek, este pega un bote, tirita, y grita) ¡¡Ahhhh!! ¡Está helada! ¡¡Pero qué ochenta grados son estos!! (A Kamek se le va mojando la ropa poco a poco)

- Popkey. ¿Quieres agua caliente, eh? ¡Pues tómala! (Presiona otro botón y sube la temperatura del agua a noventa grados. Sale mucho vapor que impide la visión tanto para Kamek como para Popkey. Sólo se pueden oir dentro los gritos de dolor de Kamek) Bueno, creo que me he pasado un poco... (Kamek intenta escapar y se da golpes contra la puerta. Cae al suelo derrotado)

- Goombilón. (En el pasillo, frente a la puerta, como Korokoopa y Ratónito) ¿Y esos gritos? ¡Son de Kamek!

- Ratónito. Déjale, que se lo estará pasando bien... (Popkey abre la puerta de salida y el pasillo se llena de agua. Kamek sale también muy dañado, todo mojado. Ratónito se empieza a reir)

- Kamek. (Se levanta del suelo, dolorido) Será... hija de... ahhh... (se toca la cabeza, su principal foco de dolor) Hija de pompas... Pompas malditas...

- Goombilón. ¡Jefe Kamek! ¿Está bien?

- Kamek. ¿Y tú qué crees, idiota? Ahh... Que alguien me lleve al hospital. Me encuentro muy mal...

- Goombilón. ¡Yo! Súbase encima de mí. (Kamek se sube encima de Goombilón y este empieza a andar casi aplastado por el Magikoopa. Korokoopa y Ratónito se miran)

- Korokoopa. Bueno, sólo quedamos tú y yo.

- Ratónito. Bah, yo me voy a dormir. Que le den a Kamek. (Ratónito se va y Korokoopa se queda sólo)

- Korokoopa. Un momento... Si consigo echar a Kammy, Bowser lo tendrá en cuenta. ¡Tal vez me ascienda! Haber, Korokoopa, piensa... (de repente, se le viene a la cabeza una idea) ¡Ya lo tengo! (Corre hacia la puerta de la habitación de Popkey, entra en la cámara y llama a Popkey)

- Popkey. ¡Amigo Korokoopa! ¿Quieres pasar?

- Korokoopa. No, es que sólo quería decirte una cosa.

- Popkey. ¿El qué?

- Korokoopa. Tú no querías que entrara ningún microorganismo en tu sala, ¿verdad?

- Popkey. Exacto.

- Korokoopa. Pues entonces habrás tapado también un hueco pequeño escondido al final de tu sala.

- Popkey. ¿Qué... qué hueco? (Mira alrededor suya)

- Korokoopa. Tu sala y la de Kamek están secretamente conectadas por un hueco en tu pared. Si no lo has tapado, tu sala tiene que ser una fiesa de microbios, je, je...

- Popkey. (Sin expresar emoción o sentimiento) Ah, pues no... No lo tapé... (De repente, la puerta de entrada a la habitación es destrozada por Popkey de un golpe crítico y esta sale de su habitación gritando y corriendo despavorida) ¡¡Infección!! ¡¡Socorro!! (Korokoopa aprovecha para entrar en la sala, escalar la pared, introducirse en el hueco, y meterse en la sala de Kamek)

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(Todo está muy oscuro. Las ventanas están tapiadas, hay muebles y ropa por todos sitios. Algunas velas iluminan débilmente la sala. Alguna telaraña entre techo y alguna pared. Al fondo, armarios, tablas de madera y candados bloquean la puerta. Korokoopa piensa para sí mismo...)

- Korokoopa. ¡Maldita sea! No pensé qué hacer con esa puerta inexpugnable... (Mira a su alrededor y sigue pensando en su interior. Ve a Kammy durmiendo en una cama pegada a una pared) Madre mía, qué sucia está esta habitación, y eso que no lleva ni un día... Y Kammy está durmiendo siendo de día. Aunque claro, con las ventanas cerradas nadie podría saber cuándo es de día y cuándo de noche... (Habla ahora en voz muy baja, escondido detrás de un mueble) Me pregunto si podrá oirme... (Kammy se levanta como un rayo de la cama y Korokoopa se esconde aterrorizado)

- Kammy. (Coge una linterna al lado de su cama y apunta a varias zonas) ¿Quién anda ahí? (Apunta a la puerta y ve que está completamente cerrada) Rayos, habrán sido otra vez esos mosquitos... (se vuelve a la cama a dormir)

- Korokoopa. (Asoma la cabeza y habla de nuevo en un tono aún más bajo) Pues parece que sí... (Kammy se vuelve a levantar rápidamente y Korokoopa se vuelve a esconder)

- Kammy. ¡Quién es! ¿Hay alguien ahí? (Espera unos segundos y no recibe respuesta) Mosquitos del demonio, picadmesi queréis, pero dejadme dormir, ¡dejadme! (Espera unos cuantos segundos) Está bien, me quitaré el audífono y ya no habrá quien me moleste... (deja el audífono en la mesilla al lado de su cama en la que también deja reposando la linterna y se tumba en la cama a dormir mirando a la pared. Korokoopa se levanta de su escondite y habla en un tono medio)

- Korokoopa. ¿Me oyes, Kammy? (Ve que Kammy no se inmuta) Ya estás tranquilita, ¿eh, sorda? (Se acerca tranquilamente a la mesilla y coge el audífono) Esto me lo quedo yo, por si acaso. (Ve la varita) Y esto también. Voy a hacer desaparecer todos esos obstáculos con un conjuro... (coge la varita y la mira detenidamente) ¿Y esto cómo funcionará? (Empieza a hacer giros de muñeca en el aire, pero nada ocurre) Ah, tal vez habrá que decir alguna frase... Eh... (Alza la varita) ¡Adiosum mueblum! (De la varita salen petardos y fuegos artificiales que explotan en la sala, haciendo mucho ruido y liberando mucha luz. Korokoopa mira asustado a Kammy, pero se tranquiliza al ver que esta no se ha inmutado) Jajaja, pues sí que está sorda la tía. A ver otro... ¡Desaparitium obstáculum! (Se enciende el televisor de la sala y muestra una cadena en la que están retransmitiendo las noticias) Nada, que no doy una. Bueno, la suerte es que tengo todo el tiempo del mundo... Bueno, de lo que duerma esta, jajaja.

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(En el hospital del sótano del castillo, Kamek sale con la cabeza vendada, seguido por Goombilón, Paratroopi y Guydo)

- Kamek. Ahh... Qué dolor…

- Paratroopi. Jefe Kamek, ¿pero qué le ha pasado?

- Kamek. (Angustiado) ¡Ni yo lo sé! ¡Ahora dejadme en paz un rato! Ah, por cierto, ¿qué tal la vacuna del amo Bowser? (Paratroopi y Guydo se empiezan a reir)

- Guydo. No veas qué miedo le daban las agujas, jajaja.

- Paratroopi. ¡Tuvimos que sujetarle cuatro de nosotros más doce enfermeras! Casi nos quema a todos vivos.

- Goombilón. Jajaja, eso sí que debe de haber sido un espectáculo... (Casi saliendo del hospital, Kamek ve que Popkey habla muy nerviosa con un doctor)

- Popkey. (Hiperventilándose) ¡Doctor! ¡¡Doctor!!

- Doctor Guy. ¿Qué le ocurre, mujer?

- Popkey. Estoy enferma de gripe, pero como me entre otra más me muero... ¡¡Me muero!! (Kamek se queda boquiabierto)

- Kamek. Ostras...

- Goombilón. ¿Qué ocurre, Kamek?

- Kamek. Si Popkey está aquí, entonces... ¡su sala está libre! Tal vez Korokoopa o Ratónito hayan logrado entrar.

- Paratroopi. ¿Pero qué dices, Kamek? Vayamos a tu habitación para que descanses.

- Guydo. Cabo Paratroopi, ¿no recuerdas que está Kammy encerrada ahí?

- Paratroopi. Es verdad. Pues que se venga a la nuestra.

- Kamek. (Se suelta de sus esbirros) Dejadme, que voy a ir a mi habitación. (Empieza a caminar más rápido que el Trío de Élite)

- Guydo. Pero jefe Kamek, si ya he dicho que Kammy está ahí encerrada. (Kamek no le escucha y sigue caminando) ¡Jefe Kamek! (Kamek desaparece a lo lejos) Ese golpe le ha afectado a la cabeza, pobre...

- Goombilón. A ver, que no entendéis lo que pasa... (Goombilón empieza a explicarles todo lo sucedido)

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(Mientras tanto, en la habitación oscura de Kammy, Korokoopa sigue probando hechizos. A su alrededor, la televisión sigue encendida, de la nevera salen Podoboos de hielo y un taburete al que le han salido alas va dando saltos por la sala)

- Korokoopa. ¡Hocus Pocus! (Un nuevo hechizo es provocado por Korokoopa. De repente, sale del techo una luz roja potente que parpadea y empieza a sonar una sirena casi ensordecedora. Korokoopa mira riéndose a Kammy) Jajaja. Sin su audífono no oye nada... Bueno, me voy a dar prisa y voy a desconectar esto... (consigue parar la sirena, pero no la luz. Kammy empieza a moverse en su cama. Korokoopa se asusta y palidece) Ay... Me he pasado, creo...

- Kamek. (Desde el pasillo, al otro lado de la puerta) ¡¿Hola?!

- Korokoopa. ¡Kamek! Gracias a Bowser que has llegado.

- Kamek. (Furioso) ¡¿A qué leches estás jugando?! ¡He oído la sirena!

- Korokoopa. Tranquilo, Kammy ha estado tranquilita durmiendo. Sólo que ahora está a punto de despertarse.

- Kamek. ¡¿Qué?! ¡Abre la puerta antes de que te haga picadillo!

- Korokoopa. ¿Quién, tú o Kammy?

- Kamek. ¡¿Y qué más da?! Korokoopa, ¡abre la puerta ya!

- Korokoopa. ¡Eso estoy intentando! Pero necesito el conjuro adecuado.

- Kamek. Vale, di... Ábrete sésamo.

- Korokoopa. ¿Estás de broma?

- Kamek. ¡Hazlo!

- Korokoopa. (Alza de nuevo la varita y apunta a los muebles) ¡Ábrete sésamo! (La varita dispara un rayo que devuelve todos los muebles de la sala a su lugar y estado originales y elimina las cerraduras que bloquean la puerta. En ese momento llegan detrás de Kamek el Trío de Élite, Bowser y muchos soldados más. Kammy se despierta con tanto movimiento y ve a Korokoopa)

- Kammy. ¡Ah! ¡Un intruso! ¿Cómo has llegado hasta aquí? (Kamek abre la puerta, seguido de su amo y de muchos esbirros. La luz roja cesa y el Magikoopa mira fijamente a su madre, con ojos de los que sale fuego)

- Korokoopa. (En tono irónico) Por la puerta, ¿no me has oído? (Devuelve a Kammy su audífono, y esta se lo pone furiosa)

- Kamek. Bueno, madre... ¿Y ahora qué hacemos contigo? (Kammy se queda paralizada por la confusión y por la tristeza)

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(Kammy y Kamek se encuentran en la sala real del amo Bowser, pasadas unas horas. Su amo está en frente de ellos sentado en su trono real. Kammy tiene la mano puesta en su cara, la cual está mirando hacia abajo, desconsolada. Kamek sonríe de la felicidad que tiene)

- Bowser. He estado pensando en la situación, y tus súplicas y llantos no servirán de nada para cambiarme de idea, Kammy. (Kamek casi da saltos de alegría) Te puedes quedar en el castillo si quieres.

- Kammy. ¡¿Qué?! ¿En serio?

- Kamek. (Deja de estar alegre) ¡¡¿Cómo?!!

- Bowser. El castillo necesita cuantos más trabajadores posibles para defenderlo. Mañana toca el secuestro mensual de la princesa Peach.

- Kamek. Pero amo Bowser, ¿no se ha cansado de secuestrar a esa mujer? Si ya le dijimos todos la verdad...

- Bowser. ¡Me niego a parar! He estado treinta años entretenido con ello y lo estaré el resto de vida que me quede. Eso sí, Kammy, no podremos pagarte un sueldo.

- Kammy. No importa, amo Bowser, lo comprendo. Además, su grandiosa generosidad me sirve de paga.

- Kamek. (Hablando en un tono muy bajo e irónico, casi para sí mismo) Sí, vamos. Mañana cuando baje al bar voy a pagar el desayuno con generosidad, a ver si me devuelven el cambio...

- Bowser. (Dirigiéndose a Kamek) ¿Decías...?

- Kamek. (Disimulando) No, nada. Que decía que me entusiasmaba la idea de que mi madre se quedara con nosotros un tiempo...

- Kammy. (Susurrando a su hijo) Di que no, que estás muy fastidiado. Pues prepárate, porque estando conmigo se van a acabar las tonterías ahora... (Kamek palidece)

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(Mientras tanto en un lugar del mar, a miles de kilómetros del Reino Champiñón, una base grande emerge de las aguas. Dentro de una de las muchas salas que esconde, el Gran Hermano Martillo llega ahí con un Hermano Hielo)

- Hermano Hielo. Señor, los presos han sido trasladados a sus respectivas prisiones. ¿Ya tiene idea de qué hacer con ellas?

- GHM. Ya se me ocurrirá algo... (ve que hay un papel en la mesa de su sala. Lo coge y lo lee en su mente) “Después de tanto tiempo te he encontrado. Pronto me pagarás lo que me debes, lo que NOS debes” (Tras leerlo para sí mismo, mira al frente, a través de una ventana que le permite ver el extenso mar y dice) Por ahora sólo encárgate de aumentar la vigilancia de esta base.

- Hermano Hielo. ¿Por? ¿Nos han descubierto?

- GHM. Sí, pero no quién crees.

[]

(Las dos de la mañana. En el Castillo de Bowser se está montando una pequeña fiesta dentro de la sala del Trío de Élite, como muchas otras veces. Korokoopa intenta dormir en su cama debajo de la habitación de esos tres esbirros con la almohada tapando sus dos oídos. No aguanta más y se pone sentado en su cama, cabreado y con los ojos medio cerrados por el sueño)

- Korokoopa. ¡A dormir todo el mundo ya! (Ve que la música alta no para y enloquece Korokoopa) ¡¡Ahhh!! ¡Otra vez lo mismo de siempre! Vaya guerra le habrían dado también al Gran Hermano Martillo si siguiera en la habitación de encima de estos pesados... (Le viene a la mente una idea) ¡Ya lo tengo! Está visto que tiene que ser uno mismo quien se las apañe con sus problemas...

(Korokoopa se levanta y mira al final de su habitación al techo, intentando buscar un hueco que le comunique con la habitación de los tres secuaces. Tras varios minutos de búsqueda, encuentra una zona un poco diferente visualmente al resto del techo)

- Korokoopa. Veamos con qué han tapado este hueco... (Trepa dificultosamente por la pared y pega unos puñetazos a esa zona diferente del techo. Con tan sólo unos golpes, se rompe en pedacitos y se libera el hueco. Korokoopa lo mira sorprendido) De verdad... No sé quién haría esto, pero en este castillo siempre se apuesta por lo más barato. Normal que la música se oiga como si aquí fuera la fiesta... (Sube a la habitación de los tre secuaces intentando evitar ser descubierto. Mira a su alrededor)

(En el centro de la habitación hay una bola colgada del techo que emite luces de diferentes colores por toda la sala. Hay Ninjis saltando, Koopas y Goombas bailando. El Trío de Élite y los Hermanos Koopa están por ahí bailando también. La música está alta. Korokoopa mira a todos lados enfurecido)

- Korokoopa. (Saca un martillo) Ahora quien se va a reir voy a ser yo... (Empieza a caminar lentamente pegado a la pared disimulando. Se encuentra de repente a Don Huesito)

- Don Huesito. ¡Korokoopa! (Korokoopa se pone nervioso y le dice que hable más bajito con un gesto de la mano) Qué sorpresa verte por aquí. ¿Te has unido a la fiesta?

- Korokoopa. Sí, la verdad es que... eh... resulta muy divertido todo.

- Don Huesito. ¿Y cómo has entrado aquí? No te he visto en la entrada.

- Korokoopa. (Hablando rápido para que no le reconozca nadie más) Este castillo tiene muchas entradas. Por eso en este castillo se cuela cualquiera. Bueno, te tengo que dejar porque... eh... (se va sin terminar su explicación. Mientras tanto, Paratroopi y Guydo están con una Boo rosa claro, con un lazo en su cabeza)

- Paratroopi. Pues Goombilón es quien ha organizado toda esta fiesta.

- Boo rosa. ¿En serio? Como mola.

- Guydo. (Empieza a inventarse lo que dice) Pues Goombilón nos ha dicho a Paratroopi y a mí varias veces: ¿Quién es esa Boo tan guapa? (Paratroopi mira Guydo)

- Paratroopi. ¿Sí? ¿Cuándo? (Guydo pisa el pie de Paratroopi y este se da cuenta de lo que ocurre) ¡Oh! Sí, puf, muchas veces.

(Cuando Paratroopi y Guydo encuentran a Goombilón, estos llevan a la Boo rosa con ellos para que lo conozca. Goombilón está hablando con el Hermano Koopa Amarillo en ese momento. Paratroopi, Guydo y la Boo rosa escuchan lo que dice)

- Koopa Amarillo. Recluta Goombilón, ¿puedo preguntarte una cosa?

- Goombilón. ¿Sí?

- Koopa Amarillo. ¿Qué tal estás sobre lo de Bombazulina?

- Goombilón. (Baja la cabeza, triste) ¿Vosotros también os habéis enterado...?

- Koopa Amarillo. Vaya tía. Mira que abandonarte por esa tontería sin ni siquiera tener pruebas reales de engaño.

- Goombilón. (Casi empieza a llorar) Que yo no la engañé. ¡Que yo no la engañé! ¿Cuántas veces tengo que decirlo para que todo este castillo se entere de una vez? (El Hermano Koopa Amarillo se queda parado unos segundos) Pe-perdona...

- Koopa Amarillo. No, no pasa nada.

- Goombilón. Yo ya no sé ni lo que pensar... ¿Y si la engañé de verdad?

(Mientras tanto, la Boo rosa está confusa, al lado de Paratroopi y Guydo)

- Boo rosa. Eh, yo esto lo veo un poco raro. Mejor me voy... (se va del lugar)

- Guydo. ¡Espera! (No le escucha) Bueno, otra perdida...

(Por otra parte, en la pared del fondo de la habitación, Korokoopa con su martillo ha encontrado un panel con muchos botones y con el símbolo de un rayo. Lo abre)

- Korokoopa. Si la música no la paran, yo pararé la música. (Alza el martillo y golpea el panel tres veces dejándolo destrozado. La música se queda parada y las luces se van, dejando la habitación entera a oscuras. La gente se queda parada, confusa) ¡Jaja! Que os den, pringaos. (Sale corriendo en dirección al agujero, pero con tanta oscuridad tropieza, se golpea contra la pared y cae por el agujero hasta el suelo de su habitación. Su caparazón le ha salvado, pero Korokoopa se encuentra tendido en el suelo dolorido) Mis costillas... Ah...

(El Reino Champiñón sumido en la oscuridad de la noche. Aún queda mucho para que llegue un nuevo día en este lugar)

Cartel

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